LA GUERRA DE LOS ARCÁNGELES
Hace mucho,
pero mucho tiempo, en el planeta Tierra, vivía un joven llamado Rowen, quien
recibió de manos de una inmensa Luz, poderes sobrenaturales que lo hacían
invisible ante cualquier persona.
Así, un día,
hubo un estruendo tremendo en el universo entero. El planeta Tierra tembló y
quedaron paralizados todos los seres humanos, excepto Rowen. Este estruendo
se le conoció con el nombre de “La Onda”. Tanto fue la sorpresa de nuestro
personaje que todo el género humano se paralizó, excepto él. La Onda, casi
imperceptible a nuestros ojos, era una energía magnética inmensa, fuerte,
vibrante, con un sonido agudísimo, que dejaba sordo a cualquier persona.
Traspasaba el cuerpo humano, como agudísimos cuchillos, que hacía temblar
hasta lo más íntimo de nuestro ser, pero perceptible a nuestro oídos. Rowen,
se tapó los oídos; sentía morirse en ese instante.
Cuando pasó
la terrible vibración, se dio cuenta que el cielo estaba seco, sin vida, casi
rojo. Cuánto sería su sorpresa al ver caminando, a los Arcángeles del Cielo y
del Infierno. ¿Qué había sucedido? Ni él mismo lo sabía. Su corazón palpitaba
con fuerza, su respiración se volvió muy presurosa. No sabía por cuánto
tiempo estuvo en trance. Su cara era de pánico, de terror y optó por
esconderse, cuando escuchó al Arcángel Miguel decir lo siguiente:
-
Arcángel Miguel: Los estados del Bien y del
Mal se han juntado y los demonios ya están en esta Tierra. Rafael, ¿qué
hacemos? ¡Nuestro Dios ha muerto¡
-
Arcángel Rafael: (acercando con
preocupación): Busquemos a Rowen. Sólo él tiene la solución a este caos
universal en la Tierra.
-
Arcángel Miguel: ¡Vamos!, que todos los
Arcángeles ayuden a buscarlo.
Espantado,
Rowen, lo había escuchado todo y se dijo para sí: ¡Qué es esto, Dios Mío!
¿Quién soy yo? ¿Por qué todos los humanos están inmovilizados y yo no?
Tomando fuerzas de donde ya no tenía, decidió ayudar a los Arcángeles, más
cuando iba a salir a presentarse, una fuerza sobrenatural lo detuvo, pues no
podía moverse. Y aparecieron ante sus ojos las fuerzas del mal: eran el
Arcángel Amoc y sus secuaces. Él les dijo: ¡Muévanse, rápido! ¡Rowen debe ser
nuestro! ¡A buscarlo! ¡Y no regresen ante mí si no lo encuentran!¡Lucifer ha
muerto!, ¡pero nosotros estamos vivos y el Universo entero será nuestro!
Y,
recibiendo fuerzas de lo Alto, Rowen recobró el aliento, se paró, dio unos
pasos y, dándose cuenta del peligro en que se encontraba la Tierra, luchó
contra viento y marea, al lado de los Arcángeles Miguel y Rafael y,
sometiéndose a un sacrificio mayor que sus fuerzas, ofrendó su propia vida
para salvar al género humano y acabar con “La Onda”, que había generado este
problema, pues él era la pieza clave para volver a separar las fuerzas del
bien y del mal, la Tierra del Cielo, y para que nuestros hermanos, los
hombres, volvieran a vivir en paz ya
que nuestro Dios, había vuelto nuevamente a la vida.
1.
I
|